domingo, 15 de febrero de 2009

A de "Accidente" doméstico


Hace un par de semanas leí un artículo en LA VANGUARDIA que hablaba sobre la presentación del nuevo libro de la colección de crímenes de ficción de Sue Grafton. Esta escritora norteamericana inició una serie alfabética en el año 82, cuando, al no poder reprimir las naturales ganas de asesinar a su ex marido -con quien pleiteaba por la custodia de los hijos -, decidió sublimarlas escribiendo una novela en la que una mujer en su misma situación mataba sin contemplaciones a su antiguo esposo. Fue "A de Adulterio", tras la cual siguió la "B de Bestias", la "C de cadáver" ... y así hasta la novela número 20 "T de trampa" (que era la protagonista de la presentación del festival BCNegra de la cual se hablaba).
Cuando lo leí me pareció gracioso, pero no le di más importancia. Lo que yo no sabía en ese momento era que Sue Grafton se convertiría en mi psicoterapeuta preferida. 
Ultimamente es imposible convivir con mi madre. Su histerismo neurótico y su victimismo habituales han ido en aumento durante las últimas semanas, y la situación en casa es insostenible. Así pues, tras una ardua y profunda investigación de mis derechos penales en caso de que se produjera un "accidente" doméstico que terminara con mi sufrimiento, he decidido adoptar la terapia de Grafton (más elegante y por supuesto bastante menos laboriosa -esto me ahorra ingeniar un plan de fuga tras el homicidio-). He empezado a escribir "A de "accidente" doméstico", que posiblemente publique aquí más tarde, y al cual, probablemente, le sucedan otros, pues no me faltan candidatos.


Besos,


Srta. Poppins

miércoles, 11 de febrero de 2009

Más vale puta conocida que dama por conocer


Conozco a alguien, la misma persona que me dijo esa frase que introduce el blog ("nunca digas de ese pan no comeré, de esa agua no beberé ni este cura no es mi padre"), que suele decir verdades como casas dándole un tono personal a las frases populares. La última: "Más vale puta conocida que dama por conocer".

Lo cierto es que la srta Poppins está más que asqueada de seguirle el juego a Lauryn (que ha demostrado ser -repetidas veces- como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer). Así que la Poppins ha decidido empezar una nueva vida lejos de calienta braguetas y calienta braguetos. 

La srta Poppins es feliz comiendo perdiz en su nueva etapa yupi, en la que ha conocido a gente interesante por la que está convencida de que daría un pie. Incluso cree que sabría manejar la situación si volviera a tropezar con una Lauryn borracha y salidorra. Pero OH! Horror de los horrores! La srta Poppins cometió el terrible error de contarle a Lauryn sus nuevos planes de conquista y ésta, cómo no, decidió hacer de las suyas. 
Al mismo tiempo, en algún lugar recóndito del planeta el señor Steve Jobs (creador de Apple) elabora un malvado plan y decide cargarse el i-Phone de CiertaPersonaImportanteParaLaSraPoppins (CPIPLSP).

Así pues, el sábado, mientras la srta Poppins se siente jili por hacerse ilusiones y haberle mandado un mensaje coqueto a CPIPLSP sin obtener respuesta, Lauryn le pide un beso a la srta Poppins. Ésta decide acallar su conciencia a base de cervezas y se repite una y otra vez que "más vale puta conocida que dama por conocer" y que la carne es debil cojones!

En fin... que a lo mejor la "he liado parda"... o a lo mejor no.


Besos,


La srta. Poppins
  

lunes, 9 de febrero de 2009

Revolutionary road


Ayer vi la última película de Sam Mendes: "Revolutionary road". La verdad es que me pareció un coñazo bastante pretencioso. El ritmo en general es muy lento y aunque la fotografía no está mal, los planos se alargan excesivamente. El guión no es malo del todo, pero es demasiado petulante y  se obstina en dar lecciones de moralidad con un trasfondo, según creo, poco profundo. El resultado: un dramón de tomo y lomo. La verdad, me esperaba más del director de American Beauty. 
Al final el más lúcido resulta ser un esquizofrénico residente en un manicomio con permiso de visita los fines de semana.   
Se salva el final, cuando el matrimonio veterano de Revolutionary road se encuentra tomando el té en el salón de su casa y la mujer empieza a parlotear sobre los nuevos inquilinos del vecindario; entonces el viejecito, a falta de un arma más letal para hacer callar a su mujer, desconecta el sonotone y se queda mirando al horizonte con cara de alivio. Y yo me río y pienso en mi abuelo, que hace lo mismo cuando, en las reuniones del incerso, los compañeros empiezan a hablar de la guerra civil en tono melancólico; y pienso lo maravilloso que hubiera sido poder desconectar el audífono en algunos momentos de la película. 
De momento tengo 19 años y mis capacidades auditivas funcionan, pero todo se andará... 

Besos,

 
La srta. Poppins

P.D: alguien debería decirle a Kate Windslet que el rubio le sienta fatal.

viernes, 6 de febrero de 2009

ironizando el pasado (parte 1)



Esto que publico no tiene demasiado sentido ahora, pero lo tuvo en su día, cuando lo escribí.

Son las siete y media de un sábado en una calle x de una localidad y, cercana a Barcelona. El viento sopla con fuerza un aire demoledor que hiela los huesos. La sra Poppins (quizás sería más oportuno llamarla señorita Poppins) se prepara un café con leche y se sienta en una esquina del salón, mientras la tarde se deshace en aguas. Las gotas de lluvia corretean por el cristal de la ventana.

No ha llamado. No ha enviado mensaje alguno ni aparecido por sorpresa. La srta Poppins se pregunta si lo ocurrido entre ellas alguna vez significó algo para... para una chica a la que llamaremos Lauryn (por llamarla de algún modo). Lo duda. Lo duda profundamente. Es más, sospecha que la respuesta es negativa; y a medida que transcurren las horas su sospecha se va consolidando como certeza.

El señor PL (de puto llorón) no soporta a la srta Poppins. Sería lógico concebir este recelo como algo excusable si PL supiera que la srta Poppins se acuesta con su chica. Pero PL no lo sabe. PL está demasiado ocupado auto-compadeciéndose como para darse cuenta de lo que la srta Poppins y Lauryn se llevan entre manos. Existen distintas teorías sobre cual sería la reacción de PL si algún día llegara a descubrirlo, las opiniones divergen en el modo de actuación pero todas apuntan a una acrecentación de la auto-compaciéncia a modo terapéutico y posibles conductas de amenaza suicida. 
La srta Poppins no entiende qué diablos hace Lauryn con un tipo tan molesto (que encima es más feo que pegarle a un padre); ni tampoco se explica por qué sigue frecuentando a PL y cada dos por tres se descubre cenando con la "entrañable" pareja. Luego, cuando la srta de PL se retire de la mesa para ir al baño, -Lauryn comenzará su habitual ritual lanzando una mirada insinuante a la srta Poppins, a continuación exhibirá sus esbeltas piernas contoneándose sensualmente hasta llegar al labavo de señoras, donde esperará a su cómplice para pedirle opinión sobre el nuevo conjunto de lencería fina- la srta Poppins verá resueltas sus dudas.

Lo sé... Se que os estáis preguntando que demonios hace la srta Poppins con su vida...
¿Acaso es masoquista? 
Por suerte la srta Poppins está haciendo un replanteamiento de su vida (lo digo para los interesados).

Besos,


La srta. Poppins

jueves, 5 de febrero de 2009

El efecto boomerang


Como muchos otros niños de los ochenta, yo crecí con los dibujos de Willy Fog.

Pero mi madre, como la mayoría de las madres, estilaba más el referente de Poppeye. Me endosaba delante del televisor a ver esa soporífera serie de argumento simplista (la clásica trama de la"damisela en apuros": mujer chillona es secuestrada por marinero barbudo y gordo. La mujer chillona, a fuerza de romperle el tímpano al espectador, consigue llamar la atención de su novio, un marinero calbito más feo que el primero, -que ¡seguro! en la vida real precisaría un audífono por culpa de las malas costumbres de su "chati". Cuando niña me preguntaba por qué Olivia nunca se quedaba afónica... ¿Acaso era una extraterrestre con una potencia de voz extrasensorial? Pero claro, la serie era en dibujos animados... - El calbo, acude en su rescate tras engullir una lata de espinacas. La chica gritona y el feo feísimo se besan, Fin). Poppeye era un serial inventado para que, niños con encefalograma plano se convirtieran en mini fans de las verduras mientras sus maravilladas madres alababan al creador de ese heroe zampa espinacas.

Mi madre me ponía un capítulo de Poppeye las tardes que preparaba espinacas para cenar (siempre fue un poco ilusa), pero yo desde renacuaja, cuando miraba el plato de espinacas solo veía una cosa: mi amado Willy Fog y un pasaje directo para escapar del infierno de las verduras. Soñaba con dar la vuelta al mundo en ochenta días y mandar a paseo a mi madre, a Poppeye y a sus dichosas espinacas. Odiaba a Olivia más que nada en el mundo, porque era una inútil con más nariz que cara que tenía una voz de pito insufrible. 

Por otra parte, yo siempre he sido de llevarle la contraria a mi madre. Posiblemente mis hábitos culinarios se extenderían más allá del "menú infantil" si mi madre no me hubiera obligado a comer vegetales. ¿Es posible que, en una vida paralela donde los niños odian las chuches, y esconden sardinas y coles bajo las almohadas cuando hay espaguettis de cena, yo sea vegetariana?

Mi madre no deja de decirme eso de "¡Ojalá tus hijos sean como tú!". Yo me lo tomo como un cumplido, pero, como últimamente he estado viendo esa serie del satélite "Me llamo Earl", empiezo a creer en el karma, y en el movimiento cíclico de los acontecimientos. (Yo lo llamo "el efecto boomerang"). En resumen... ¿y si mis hijos son como yo? hasta aquí todo correcto pero, ¿y si yo soy como mi madre? 

Besos, 

La srta. Poppins

La pesada carga del estudiante


Me van a suspender...
Sí, estoy empezando a asimilar que me van a suspender. (Es curioso el uso del lenguaje que hace el estudiante:

-HE aprobado
-ME HAN suspendido).

En cualquier caso creo que las actividades que he realizado hasta ahora no me deparan un futuro prometedor...

1. Me he hecho un blog.

2. He ordenado la habitación y la he limpiado a fondo hasta poder verme reflejada en el suelo.

3. He Cogido el listín telefónico y he llamado a todos mis contactos para auto-compadecerme y recordarles a los demás lo trágica que es la vida del estudiante universitario en época de exámenes.

4. He llorar hasta deshidratarme por no poder culpar más a G.W.Bush de todo lo malo que me pasa.

5. Me he convertido al cristianismo, transformado mi habitación en un santuario lleno de velas y retratos de la virgen del Pilar, y le he pedido a Dios que ocurra un milagro: que se suspenda el examen y el profesor declare el aprobado general.

6. por si la quinta táctica falla, me he convertido al Budismo, al Islamismo, al Protestantismo e incluso me he encomendado a Jeobá (hay que estar abiertos a todas las oportunidades para tener un mayor abanico de posibilidades, y no lo digo yo, ¡es una cuestión estadística!).

7. Me he hecho un piling, me he depilado, hecho la manicura y la pedicura, probado mi armario entero y seguido con el de mi hermana y el de mi madre.

8. He mirado toda la filmografía de Almodobar. (Bueno, eso no es del todo cierto... no la he visto toda hoy, pero he vuelto a ver tres de sus películas: "Mujeres al borde de un ataque de nervios", "A mi madre le gustan las mujeres" y "Volver").

9. He Re orientado los muebles de mi habitación en busca de una mayor proximidad al norte (hoy creo en todas las teorías posibles, también en las que hablan sobre energías subterráneas... hay que mantener a todas las fuerzas espirituales de mi parte!!).

¡Hay demasiada presión! (léase a continuación mi futuro en caso de  suspenso...):
mi madre amenaza con concederme la independencia involuntaria, mi padre con dejar de pagarme la carrera, mi abuelo me llama "la cronista" (si, soy estudiante de publicidad pero ¡soy yo! Cada cinco minutos cambio de parecer sobre mis estudios -de hecho sobre casi todo -y, lo cierto es que a principios de año estaba inscrita en periodismo). 
¡Así no hay quién estudie! En fin... voy a ver si encuentro algo de inspiración en otro rincón de la casa, ¡no vaya a ser que la clave de la concentración sea la ubicación del sujeto y no la de los muebles de su alrededor!

Besos,


La srta. Poppins

La Revelación...

Es la una y cuarto del mediodía de un lunes. Este miércoles tendré el primero de los exámenes y me pregunto si la una y cuarto del mediodía es una hora digna para levantarse a estudiar. Se supone que debo ser responsable, que estoy estudiando mucho así como yendo al gimnasio a ponerme cachas y sacándome el carnet de conducir, porque soy la nueva Alfa! ¡Una persona con propósitos que cumplir! Pero lo cierto es que todavía estoy en pijama y ni siquiera he desayunado. Ayer le pedí a mi hermana que me despertase antes de las nueve, arremetí contra mi madre (sabiendo que la provocación es el arma más poderosa si quiero conseguir que intente putearme despertándome media hora antes de que suene el despertador), y le hice chantaje emocional a una amiga para que me hiciera de despertador a base de llamadas perdidas. Las tres han cumplido con su deber, también mi despertador automático, y sin embargo sigo pegada a la funda nórdica como si fuera una extensión de mi cuerpo. Ni siquiera soy consciente de haber tenido alguna interrupción onírica (aunque la cara de mala leche de mi madre denota una cierta reprobación por la mierda de vida que llevo; y el historial de mi móvil resulta una prueba bastante concluyente). 

Lo sospechaba desde hacía tiempo, pero no quería hacer ninguna deliberación precipitada. Ahora estoy completamente segura de ello: cuando duermo, ¡¡¡entro en coma!!!! (si mi vida fuera una peli de Hitchcock ahora sonaría la canción de psicosis). 
En fin... creo que en vez de alterarme sería más productivo  aprovechar esta revelación en pro de la humanidad... e aquí mi descubrimiento: Mucho me temo señores, que los comatosos no oyen un carajo!

Besos, 


La srta. Poppins